miércoles, 10 de octubre de 2007

Mala suerte...


Cliente: Señor Marin y familia.

El señor Marin tiene un increible parecido fisico con el actor de la foto.

El señor Marin es del norte, con alto poder adquisitivo, viene con su mujer, dos hijas pequeñas y su madre. Deciden hospedarse en una Jr Suite y una doble para la madre. Piden la primera noche dos cunas, la segunda se la cobramos ante lo cual se escandaliza.
Le damos la habitación 305 Jr, y la 308 para la madre. Parece ser que la 308 no es de el agrado de la madre, le cambiamos a la 304.
Hago noche, a las 5.30 de la mañana me llama el sr. Marin indignado, en la 305 huele muchisimo a amoníaco. Parece ser que un tubito del minibar se ha roto, y el olor a amoníaco se hace insoportable. Cambiamos al sr. Marin de la 305 a la 312.

Siguiente noche, el sr. Marin vaja indignado de nuevo, en la planta tres hace una olor muy extraña, nos va a denunciar a Sanidad. Voy a ver que pasa en la tercera planta, al final descubrimos que los clientes asiaticos de la 311 (hab de al lado) están limpiando su ropa y utilizan unos productos quimicos que son la causa del mal olor. Se lo explico al sr. Marin.

El sr. Marin dice que no puede estarse ahi, cambio de nuevo de habitaciones. De la 312 a la 405 (jr) y de la 308 a la 408 para la madre. Muevo una cuna de la 312 a la 405 yo mismo, porque ya no hay nadie de pisos. Mientras la transporto, literalmente se me rompe la cuna. Tengo que ir a buscar otra y vestirla.

El sr. Marin tenia que irse a Galicia en avion y volver al dia siguiente, pero viene a recepción por la noche y me comenta que el avión ha ido desde Barcelona a Galicia, y no han podido aterrizar y sin aterrizar han vuelto desde Galicia a Barcelona. Ha estado todo el dia dentro del avión y ha aterrizado desde donde despegó.

El sr. Marin ha movido todo el hotel por sus quejas, el director y él se han reunido ya tres veces. La sra. Marin me viene a pagar las dos habitaciones, evidentemente me pide una hoja de reclamación. No la rellena porque "necesita tiempo para llenarla"

Cuando converso con el sr. Marin, le comento que su estancia en el hotel es el colmo de la mala suerte, que sepa que siempre han sido cosas ajenas a nuestra voluntad, y que hemos hecho siempre todo lo posible para que hubiera sido todo más agradable.

El sr. Marin sube a la habitación en ascensor, el sr. Marin se queda atrapado en el ascensor. De nuevo indignado. Le abro la puerta del ascensor con nuestra llave. Prefiero no decir nada.

Simplemente le digo: Buenas noches sr. Marin.

Todo verídico.

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