jueves, 26 de abril de 2007

Pesados


Hay un tipo de cliente de hotel que es el que más detesto.
No son los ejecutivos exigentes, ni los palurdos de polvete de fin de semana, ni los israelíes maleducados, ni los sabelotodos, ni los caraduras, ni los gorrones....

Los que más me sacan de quicio son los "pesados", y defino qué es para mí un cliente pesado:

Aquel cliente que adapta la recepción del hotel a sus propios intereses. Es normal que te pidan la dirección de un restaurante, que les confirmes un vuelo, que les busques un comercio. Pero estos clientes no sólo piden todo eso de golpe, sino que piden mucho más. A primera hora de la tarde preguntarán por un tren de Barcelona a Paris, tras buscarlo, te pedirán un avión de Barcelona a Paris, tras buscarlo te pediran un autocar de Bcn a Paris. Cúando le hayas imprimido (y explicado, claro) todo lo que te ha pedido, te pedirá dónde hay una mercería, una tienda de cuchillos de pan, si ya funciona el aire acondicionado, qué hora es, cuántos años tiene el hotel, en que habitación están todos sus conocidos, si pueden coger dos caramelos, si pueden coger tres caramelos, cómo se llama al exterior, cómo funciona la conexión a internet, que tipo de árbol es el del jardín, etc...

Todos tienen unos trazos comunes bastante característicos:

* Suelen ser sud-americanos.
* Suelen explicarte un poco su vida para que te sientas más comprometido.
* Suelen querer la información al momento.
* No suelen fiarse de los recepcionistas, preguntan algo a uno, y despues lo mismo a otro para ver si coinciden las respuestas.
* Suelen pedirlo todo en los momentos con más trabajo en recepción.

Yo los temo, les tengo pánico, miedo... y ellos huelen mi miedo, ellos saben descifrar mi mirada indefensa y se aprovechan.

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